martes, 5 de noviembre de 2013

CINCO DIAS EN GALICIA - TERCER DIA





TERCER DIA




Y como todo llega en esta vida, hoy, continúo con nuestro viaje por Galicia.
 
 
Nos levantamos pronto para ir hacia Santiago de Compostela, así que dejamos la muy leal y noble villa de Cambados para dirigirnos a Padrón.  Llovía y el día era desapacible.


 
El rio Sar
 

 
Casas típicas
 


 
 
 Santuario de la Esclavitud iniciado en el siglo XIII y terminado en el XVIII
 


Padrón, entre los ríos Ulla y Sar, era el puerto de la colonia romana de Iria Flavia. Hasta allí, según la tradición llegan los restos de Santiago el Mayor desde Jaffa en el siglo I.


 





Bajo relieve en la fuente  junto a la subida al santuario de la Esclavitud, en el que se muestra el milagro del traslado de los restos del Santo.



Luego desde Padrón su cuerpo fue trasladado en un carro tirado por toros hasta el bosque de Libredón, donde fue enterrado. Su tumba cayó en el olvido hasta el S.IX, cuando un monje llamado Paio y el obispo de Iria, Teodomiro, encontraron el sepulcro, e invocaron a Alfonso II el Casto, que recorrió el ahora llamado Camino Primitivo para certificar que los restos eran efectivamente los de Santiago. En el bosque de Libredón se fundó la primera basilica en torno a la que nació la ciudad de Santiago de Compostela.

Como era pronto y queríamos ver otros lugares de la costa nos dirigimos hacia Noia, sin probar los deliciosos pimientos de Padrón
" que unos pican e outros non". Acortamos  por la AC-301 que estaba en obras y atravesando bosques de eucaliptos y jaras, llegamos a esta ciudad.






 
Y llegamos a Noia. Una rápida visita a su iglesia románica de San Martín , un paseo por sus calles porticadas y un albariño, y continuamos nuestro viaje.

 
Parque con la iglesia de San Francisco al fondo










Iglesia de San Martin



Casonas góticas en Noia
 
Recorriendo la costa nos dirigimos hacia Muros.
 

 
Iglesia románica de San Pedro


 Vista de Muros


 
Calles y palacios de Muros
 
Muros es una  población de las Rias Bajas que tiene un gran encanto.  Fue fundada en el siglo X por Sancho el Craso, aunque fue en el siglo XIII cuando pasó a depender de la sede compostelana. Conserva un rico patrimonio medieval disperso entre multitud de iglesias y ermitas. Destaca la arquitectura civil como el hospital de la Trinidad. 
 
Como era hora de comer, lo hicimos en una de las muchas pulperías que hay frente al puerto. No recuerdo el nombre.  De aspecto marinero, con manteles de papel y con un amabilísimo camarero que nos recomendó algunas delicias del lugar. Un pulpo a feira, unos pimientos de padrón ¡por fin!, unos chopitos, unas navajas y una generosa ración de lacón, regados ¡como no! por un albariño. De postre unas filloas.  Café y a pasear un rato por las calles que a esa hora estaban desiertas.  No pudimos visitar ninguno de sus monumentos por que estaban cerrados.  Así que continuamos nuestro camino hacia Fisterra, o sea Finisterre. 
 
Su nombre se debe a que los romanos pensaban que la tierra acababa allí y que al otro lado del mar, infestado de monstruos horribles, había un abismo en que las aguas del océano se precipitaban. 
 
 



 

 Paisajes que atravesamos recorriendo la costa hacia Finisterre
 
 


Yendo hacia el norte nos sorprendió ver a lo lejos una inmensa playa, la de La Carnota.  Nos desviamos. Aparcamos. Y a través de unas dunas llegamos a la playa.

 

 
 
 
 
 
 
 
Playa virgen, inmensa y hermosa donde la brisa del mar nos golpeaba con ese extraordinario perfume que los de interior sabemos disfrutar, por lo extraño que nos resulta, como ninguno. Al fondo los montes llenos de jara y brezo que desgraciadamente ardieron este verano.
 
Paseamos unos minutos, disfrutando del mar, del viento y de la soledad del lugar. Imaginando cómo multitud de gallegos contemplaron ese mar antes de emigrar de su tierra, con esperanza de un nuevo futuro y miedo de dejar todo atrás.
 
Volvimos al coche y unos cuantos kilómetros después llegamos a Fisterra.
 
Otro pueblo marinero, acogedor, y muy bonito.
 


 
En realidad Finisterre, la punta más occidental del continente europeo  se encuentra junto al faro que es donde los peregrinos después de haber saludado al Santo se dirigen para quemar sus botas.  Los portugueses reclaman su finisterrae  para su cabo de Roca.  ¡Para qué vamos a discutir! Así cada uno contento, aunque por latitud, creo, que es el nuestro el más occidental.
 
Queríamos llegar a Santiago antes de que anocheciera, así que volvimos a la carretera y después de unos 90 kms. conteplamos a lo lejos la maravillosa catedral.
 
Nos alojamos en una Pousada,  la posada de San Clemente. Sitio tranquilo y con encanto. Os paso el link
 
 
y esta era nuestra habitación
 
 
 como estaba muy cerca del centro, dejamos la maleta y nos fuimos a callejear y a tomar unas tapas y unos vinos por los numerosos bares que hay en la Rua Franco.
 
 
 
 
Al final de la calle nos encontramos con la plaza del Obradoiro. Magnífica plaza donde conviven todos los estilos arquitectónicos en perfecta armonía.
 
 
La Catedral con su fachada barroca
 

 
 Portada románica del palacio arzobispal  Xelmírez,

 
Detalle de dicha portada
 
 

 
Palacio neoclásico francés Rajoy
 

 
Fachada renacentista del Hostal de los Reyes Católicos
 
Disfrutamos del atardecer en esta maravillosa plaza.
 




 
Luego disfrutamos de la noche en Santiago.
 
Al dia siguiente  dormiríamos en La Coruña.
 
 


1 comentario:

  1. Hola!! Qué maravilla que os haya gustado Galicia :D
    He estado leyendo, porque, a pesar de vivir en Santiago a una de le despista a veces, que lo que etiquetas como Pazo de Xelmírez se llama en realidad Colexio de San Xerome :) el Pazo de Xelmírez esta justo al lado izquierdo de la catedral, teniendo debajo el famoso túnel do gaiteiro!
    Un abrazo!!

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