miércoles, 6 de noviembre de 2013

CINCO DIAS EN GALICIA - CUARTO DIA- POR LA MAÑANA



CUARTO DÍA - POR LA MAÑANA


 Nos levantamos descansados, y nos fuimos a visitar al Santo.

Antes, en la esquina vimos un bar en el que había ¡churros!, así que el reclamo fue inmediato. Allí entramos y dimos buena cuenta de tan castizo desayuno.  Por que  digan lo que digan, los churros son madrileños como el cocido.
 
Por la Rua Franco, ahora todavía dormida, llegamos nuevamente a la plaza de la catedral. Nos detenemos un momento para contemplar la fachada barroca de la iglesia de San Fructuoso, detrás y abajo del Palacio Rajoy.
 
 
Iglesia de San Fructuoso.
 
 
Pero nuestras miradas se van, una vez más, hacia la fachada exterior de la catedral.
 

 
Coronada por la imagen de San Yago.
 
Durante siglos esta plaza acogió a los millones de peregrinos venidos de todas partes de Europa. Ahora continúa recibiéndolos. 
 
Cuando estuvimos, no se podía entrar por la puerta principal  y accedimos por la puerta norte no sin antes asomarnos a la tienda de recuerdos que se encuentra  bajo la superficie de la catedral.
 
 
 
Al salir, oímos el sonido de una gaita.  Cruzando bajo un arco nos encontramos con un gaitero callejero que daba un toque alegre a ese momento.  Reconozco que me encanta el sonido de las gaitas, ya sean gallegas, asturianas, irlandesas o escocesas. Debe de ser por que lo llevo en la sangre. Mi abuelo materno era gallego.
 
 
 
Subiendo por esos escalones, nos encontramos a la izquierda con el barroco palacio arzobispal, justo enfrente de la puerta de la Azabachería.
 
 

Palacio arzobispal

 
Puerta de la Azabachería 

 
 
Ya en el interior, uno no puede dejar de maravillarse y sentirse abrumado. No solo por la arquitectura, sino por la historia y saber que entras como lo hicieron antes que tú miles de personas, cansadas, malolientes, llenas de  fe, y también de enfermedades, piojos y pulgas, para cumplir un desafío impuesto.
 
De ahí la costumbre del Botafumeiro.  Cientos de apestosos peregrinos que vivían  incluso en la catedral (Jose Luis Corral nos revive esos  tiempos en su libro  El número de Dios - recomiendo su lectura-), requerían un remedio que eliminase la peste que debía reinar en el sagrado recinto.
 
 
Ahora los peregrinos también vienen, sudados aunque en mejores condiciones higiénicas, por convicción religiosa, otros por hacer deporte, otros por turismo, pero todos, todos, acaban aquí, abrazando al santo.
 
Lo primero que llama la atención es la simplicidad del románico,   y lo segundo la locura del barroco que inunda el altar mayor  y  lo alto de la nave principal con los ¡dos! órganos.

 
 














 
 
L
 
Ángeles barrocos  en el camarín del santo

 
 
Trascoro
 
 
Antes de abrazar al santo y de venerar sus restos, que se conservan en una urna de plata, abajo en la cripta, nos dirigimos hacia la puerta Oeste, donde se alza  el Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo y que sigue en restauración.
 
 
 
 Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo. Foto  publicada en Google. Ya que por los andamios era imposible fotografiarlo.
 
Pero éstas si son mías:
 
 
El señor Santiago.

 
La Anunciación a la Virgen
 



El peregrino que llegaba ante la catedral, final de su camino, se encontraba con una escalera que tenía que subir para acceder a la iglesia, (evocación de la subida al cielo y expiación),  y tropezaba  con la fachada románica y este maravilloso pórtico, policromado, (aún quedan restos),

 
 
Pórtico de la Majestad en la colegiata de Toro, en la que se conserva perfectamente la policromía. Ejemplo de como debió verse el Pórtico de la Gloria de Santiago. Foto de Fegamar.
 

 
y la tradición dice que tenía que golpearse la frente tres veces con la cabeza de la figura que hay entre los leones, mientras que  la mano derecha tenía que ponerla en el pilar,  haciendo  acto de contrición  de sus pecados.
 
 
 

El Maestro Mateo soportando el peso de la Catedral a los pies de Santiago



 
Huellas de los dedos de miles de peregrinos, en el pilar  de entrada bajo la imagen de Santiago.

 
Después de siglos el pilar parece como de mantequilla, y se ve como  si alguien hubiera hundido los dedos en él. Ya no se permite hacer esto. Los vigilantes jurados te avisan inmediatamente si lo intentas.
 
 
 
Curiosa leyenda en un confesionario
 
 
 
¿El obispo Gelmírez?
 
Hay que subir al camarín barroco y abrazar el busto del santo. Luego bajar a la cripta y orar ante sus restos.
 
Y ahora un poco de historia sacada de la página web de la catedral
 
 
"Bernardo el Viejo, Maestro Admirable, y Roberto, inician la construcción de la Catedral Románica en el año 1075, bajo el reinado de Alfonso VI y siendo Obispo D. Diego Peláez. Tras esta etapa inicial, diversos avatares suspenden o, cuando menos, ralentizan las obras hasta que toman un nuevo impulso en tiempos del Arzobispo Gelmírez, en el año 1100, a cargo del Maestro de Platerías; poco a poco la construcción de la Catedral irá avanzando a lo largo del siglo XII, encargándose, en 1168, al Maestro Mateo, la terminación de la misma, incluyendo el cierre occidental y la construcción del Coro en la nave mayor, de manera que en 1211 se celebra la consagración de la Basílica con la presencia de Alfonso IX."
 
Salimos por la puerta de Platerías, 
 
 
 
 
La plaza de Platerías.
 
 
El rey David
 
 
 
La maravillosa fachada románica de la puerta de Platerías
 
La
 
Cristo con Adán y Eva
 
 
Cristo bajando a los infiernos, en el tímpano derecho
 
 
 
Cristo flagelado ante Pilatos
 
 
 Diversos santos en el pilar central de la fachada
 
y nos dirigimos a una de las muchas tiendas a comprar algún recuerdo. Azabache, Bruxas (que traen suerte si te las regalan), alguna Vieira (concha del peregrino) y algo de queso y dulces). Compramos algunas cosas y me llamó la atención una camiseta con esta leyenda (especial para los que tienen poco pelo) :
 
 
 
En Santiago de Compostela se necesitan muchos días para saborear sus monumentos, sus calles, su gente y disfrutar de lo loco de su tiempo cambiante, (sol, lluvia, sol, lluvia, viento, lluvia....) y de la "marcha" de sus calles (tiene una de las Universidades más antiguas de España, y si hay universidad, hay jóvenes, y si hay jóvenes, hay "marcha"). 
 
 Como teníamos que seguir nuestro viaje hacia Coruña, tuvimos que elegir y fuimos a ver otro monumento espectacular: La colegiata de Santa María  la Real del Sar.
 
 
 
Se construyó en el siglo XII como cenobio para los clérigos retirados de la catedral. Lo primero que impresiona son los macizos arbotantes (s. XVI) que rodean la nave. La fachada es muy sencilla y tiene tres ábsides circulares muy sencillos con canecillos de figuras humanas y seres fantásticos. 
 
 
 


 
 
El interior es muy sencillo y espacioso pero lo que realmente es sorprendente es la inclinación de los pilares -y de ahí que en el siglo XVI reforzaran los muros con los arbotantes-.  Puede deberse a un error en la construcción o bien debido al terreno de aluvión sobre el que se asienta ya que el rio Sar pasa por las cercanías.
 
Tiene un claustro con un ala del s. XII y las otras del XVII y XVIII.  Los  arcos románicos no se pueden contemplar en su totalidad  debido a estos refuerzos.
 
 El párroco, muy amablemente,  nos permitió entrar a contemplar el interior cuando estaba a punto de cerrar.
 






Se puede observar la inclinación de los pilares
 
 
 
 
 
El sencillo y magnífico ábside central

 


 
Salimos para seguir con nuestro viaje y cruzando bajo las vías del tren, subimos una  empinadísima cuesta desde la que contemplamos  a lo lejos  la faraónica obra inacabada de la Ciudad de la Cultura.
 
 
 
 
Felices de haber estado en esta hermosa ciudad y sabiendo que volveremos pronto, nos dirigimos hacia La Coruña.  Pero eso es en otro capítulo.
 

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