Otro de los sitios que por tiempo no se visitan es la DOMUS AUREA. El complejo palaciego del megalómano de Lucio Enobarbo Nerón, que era pelirrojo de ahí lo de Enobarbo.
Quedan muy pocos restos pero aún así son impresionantes. Para visitarlos os recomiendo que llevéis algo de abrigo, al menos en verano. Se encuentra ahora bajo las termas de Trajano y el anfiteatro de Flavio , el Colosseo, se construyó en lo que era un lago artificial de dicho palacio. Este se llama así por que en las inmediaciones había una estatua colosal del emperador Nerón, y aunque así no fuera es tremendo y es el mayor anfiteatro construido nunca, ni siquiera el de Djem en Túnez es tan grande.
Bueno a lo que voy. En el salón octogonal hay un óculo en el techo, exactamente igual que el del Panteón, y se dice que cuando Nerón organizaba picnics para sus amigos a través de ese óculo se arrojaban flores, gemas y carísimos regalos. También se dice que muchas salas estaban revestidas con pan de oro y gemas y de ahí lo de Casa de Oro.
Cuando Nerón fue suicidado por su liberto pues él no se atrevía a suicidarse, dicen que dijo aquello de "Qué gran artista pierde el mundo".
El palacio fue saqueado y arramblaron con todo incluso los pomos de las puertas que eran de oro macizo. No lo digo yo sino Suetonio en su historia de los doce césares.
Al final de la avenida de los Foros Imperiales se encuentra el Foro de Trajano, con su famosísima columna rematada por la estatua de San Pedro.
Inicialmente era Trajano el que estaba allí subido pero en el siglo XVI decidieron que mejor estuviera el primer papa. La columna es un bajo relieve que recorre toda la superficie en espiral y muestra la victoria del emperador sobre los Dacios, los antepasados de los rumanos actuales.
Es uno de los mejor conservados, especialmente el Macellum, (mercado) en el que había más de 150 tiendas en seis plantas. Fue el primer centro comercial de la historia.
Pero no solo había tiendas de vino, pescado, frutas y verduras, las tabernae, sino que como en casi todos los foros una basilica donde se impartía justicia, gimnasio, bibliotecas, etc. Nuestras áreas comerciales, que tienen tiendas, teatros, boleras, cines y restaurantes no son un "invento" nuevo.
Me imagino a los romanos llevando el carro de la compra buscando las ofertas del 2 x 1.
Después de Trajano "reinó" Adriano y, bueno, todos hemos leído las memorias de Adriano de Margarita Yourcenar.
Para su retiro y como fue un emperador viajero, se mandó construir cerca de Roma, en Tívoli, una villa. La famosa villa Adriana que si disponéis de un día extra, conviene que os acerquéis a Tivoli, no solo para ver estas magníficas ruinas, que están a 15 minutos mas o menos en coche sino también para pasear por sus calles y visitar también la famosa Villa D´Este.
Villa Adriana (esto es una villa, lo demás son tonterías)
Esta es la maqueta que está a la entrada del complejo.
Había termas, bibliotecas, colección antigüedades egipcias (ahora muchas de estas antigüedades están en los Museos Vaticanos).
El emperador quiso montarse un parque temático con reconstrucciones de algunos de los sitios en los que había vivido con su querido amigo Antinoo, ¡vamos, como Port Aventura!. y a su muerte, la de Antinoo, se vino a vivir aquí casi retirado de la vida pública.
El divino Adriano.
Su reinado se caracterizó por la Pax y por sus viajes por todas las partes del imperio. A su muerte fue divinizado y sus cenizas enterradas en su mausoleo que no es otra cosa que el Castel de Sant´Angelo.
La villa D´Este
Fue encargada por el cardenal Hipolito II de Este (1509-1572), hijo de Alfonso I de Este y de Lucrecia Borgia, y nieto del papa Alejandro VI.
¡Lo del celibato....... no iba mucho con esta gente!
Es un palacio renacentista, que si bien es una maravilla, en Italia, si has visto uno te puedes hacer una idea de como son los demás, pues hay cientos.
Pero lo maravilloso de este lugar, como digo, no es el palacio con frescos de estilo pompeyano sino los jardines y el agua.
Cientos de fuentes, canales, saltos, barandillas por las que corre el agua, en medio de un vergel lleno de esculturas cubiertas de musgo, hacen que en la canícula del verano sea un alivio transitar por sus paseos.
Se puede llegar en coche, o encargar una excursión turística, pero las veces que he ido lo he hecho en autobús y por nuestra cuenta. El servicio lo cubre la compañía Co.Tra.L, y los autobuses parten hacia Tivoli desde la estación de Metro de Mammolo y/o Tiburtina. Mejor, preguntad. El viaje, pues el de un autobús urbano de línea, 1,5 o 2 euros. Bueno ahora con la crisis puede que hayan subido las tarifas.
Y ahora de vuelta a Roma.
Apenas cruzas esa calle ya estás en otro país. La Ciudad del Vaticano es un Estado dentro de otro. Es la ciudad de los Papas. Ahora nunca mejor dicho pues tenemos dos. El oficial y el emérito.
Lo que más impresiona según entras es la columnata de Bernini. Un bosque de columnas de 15 metros de altura cada una de ellas, en fila de a cuatro.
Lo curioso es que hay dos puntos en el centro de la plaza que cuando te sitúas en ellos solo ves una columna por fila.
Cada una de ellas está coronada por una estatua de un santo, que por cosas de la perspectiva y de efecto visual son cabezones. Si subes a la terraza de la basílica, y lo recomiendo, veréis que las cabezas son desproporcionadas con el resto del cuerpo, pero esto es así para compensar el efecto visual ya que son contempladas desde abajo.
Una vez dentro del templo (si vas con pantalones cortos o camiseta luciendo el tipo, no te dejarán pasar y te obligarán a disfrazarte), lo primero que impresiona es la pila de agua bendita, luego la inmensidad de la nave central y luego a la derecha, la belleza de la Pietà. En el centro del crucero bajo la inmensa bóveda, se encuentra la tumba de San Pedro y encima de ésta el altar mayor con el baldaquino de Bernini. Cuatro columnas salomónicas (se llaman así porque están retorcidas y se pusieron de moda en el Barroco) hechas del bronce extraído de las grapas de los antiguos monumentos romanos, léase Panteón y Coliseo. De ahí que los romanos digan que lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini.
Hay una anécdota que nos contó un anciano romano con el que pegamos hebra y que nos obligó a volver a San Pedro, para comprobarlo.
Este es el escudo papal de Urbano VIII, en el mundo Maffei Barberini:
Tres abejas sobre lo que parece un torso humano. Una cabeza de ángel lo custodia bajo la tiara papal y las llaves del reino. ¡Bien!.
Lo que nos contó el buen hombre es lo siguiente:
Bernini tenía una sobrina. Hermosa y apetecible, supongo, y un montón de contratos papales pues por esa época estaba contruyéndolo casi todo. Hasta ahí todo normal.
Pero....... Urbano, además de Papa era hombre y dejó preñada a la sobrina del artista. ¡Qué honor! Y para conmemorarlo esculpió el escudo papal en las cuatro caras de las cuatro basas del baldaquino.
Si nos ponemos frente a él y giramos en el sentido contrario a las agujas del reloj, veremos como poco a poco las abejas van engordando, el torso hinchándose y la cara del ángel contrayéndose hasta que en el penúltimo escudo el ángel está gritando con los dolores del parto, las abejas y el vientre a punto de explotar, y en el último escudo todo vuelve a la normalidad y el ángel tiene una tierna sonrisa.
Otra historia es la de la Papisa Juana. En una de las naves laterales, se encuentra la sepultura de ésta, según dicen las malas lenguas. No es factible que así sea, pues la supuesta papisa vivió en el siglo IX y la basílica se contruyó unos cuantos siglos después y costó un Cisma.
Pero la historia es muy curiosa. Juana hija de un monje, mujer erudita se hizo pasar por monje y por cercanía al papa del momento llegó a ser su secretario. A la muerte del papa, la/le eligieron a ella/él como Papa. Fue un buen papa hasta que a la altura de la iglesia San Clemente, en plena procesión se puso de parto y los romanos la lapidaron hasta matarla. Desde entonces, dicen las malas lenguas, el papa electo se sienta en una silla que tiene un agujero y los cardenales le tientan para ver si tiene lo que tiene que tener y deben exclamar "¡DUOS HABET ET BENE PENDENTES!" O lo que es lo mismo: "Tiene dos y le cuelgan".
Recomiendo subir a la linterna en lo alto de la cúpula, por las vistas de Roma, pero si tienes vértigo, lo mejor es que no lo hagas, pues para iniciar el último tramo, tienes que andar por la cornisa (es ancha y tiene protección) pero que te permite ver el inmenso baldaquino como si fuera de juguete.
Una cosa más en la capilla Sixtina no dejéis de disfrutar viendo los frescos ni de vigilar la cartera pues los cacos están dentro.
Nota: Apreciado lector: Si te ha gustado, te agradecería hicieras un comentario. Si no, también te lo agradecería para saber qué puedo mejorar. Gracias de todas formas. Frikipiedras